Las emociones no son buenas ni malas.

En Clap es muy importante la gestión emocional, para nosotras es un pilar básico e inamovible de cualquier servicio.
 
Nos parece importante ser conscientes que juzgamos las emociones de los demás según nuestras creencias familiares y culturales, basándonos en nuestras propias experiencias.
 
Por eso pensamos que cuando trabajas con niños/as es imprescindible mirar hacia adentro, ver qué es tuyo y qué es de ellos. Cuando no hemos hecho esta revisión personal es muy fácil que acabemos proyectando en ellos nuestros miedos, expectativas y dificultades.
 
 
No existen emociones buenas o malas, pensamos que nuestro rol como adultas cuidadoras es acompañar sus procesos internos estando presentes tanto cuando aparece el enfado, el dolor, el miedo, la tristeza o la alegría. Sin juicio.
 
 
Pensamos que es muy importante que les escuchemos, sin anticiparnos y que no intentemos darles una solución, sino preguntarles qué necesitan. Tal vez lo que necesitan es simplemente que estés a su lado, porque a veces buscamos soluciones para paliar nuestra angustia o enfado, hay que dejarles su espacio, reconociendo sus sentimientos sin negarlos o restarles importancia.